INTRODUCCIÓN
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El objetivo de este curso es desarrollar un
conocimiento sencillo pero a la vez profundo sobre la importancia de los
pensamientos y su efecto en nuestra vida diaria.
Se
dice: “Eres lo que piensas”. Una afirmación simple pero muy precisa. Lo que
hacemos, lo que decimos, lo que sentimos, todo tiene su origen en la mente. La
energía de la mente humana es el pensamiento. Posiblemente es el mayor pero a
la vez el menos comprendido
de los recursos energéticos del universo.
de los recursos energéticos del universo.
El
pensamiento es como una semilla, cada pensamiento produce su flor y su propio
fruto. Es decir, los pensamientos pueden ser constructivos o destructivos,
amorosos o rencorosos, de felicidad o depresivos. Cuando somos capaces de
entender y utilizar esta energía de la mente, entonces la podemos canalizar
para producir aquellos “frutos” que nos proporcionan más felicidad y
contentamiento.
El
objetivo de este curso es proveer un entendimiento de nuestra propia mente para
mejorar la calidad de nuestra vida. Ofrece métodos prácticos para mejorar
nuestras relaciones ya sea en nuestro hogar, con los amigo o en el trabajo.
El
curso está dividido en cinco lecciones que abordan los siguientes temas:
§ Lección 1. Los beneficios
de los pensamientos positivos en la mente, el cuerpo y las relaciones.
§ Lección 2. Convierte a tu
mente en tu mejor amigo.
§ Lección 3. El arte de
mantener un equilibrio.
§ Lección 4. El juego de la
vida.
§ Lección 5. Meditación. El
poder del pensamiento concentrado.
1 LOS
BENEFICIOS DE LOS PENSAMIENTOS POSITIVOS EN LA MENTE, EL CUERPO Y LAS
RELACIONES.
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El propósito de estas
cinco lecciones es ofrecer una introducción sencilla al papel que tienen
nuestros pensamientos en nuestra vida y en el desarrollo de nuestra
personalidad. Nuestros pensamientos juegan un papel muy importante en todos los
aspectos de la vida, incluso podríamos afirmar que todo depende de ellos.
Se dice: “Eres lo que
piensas”, es verdad ya que
3 EL ARTE DE
MANTENER UN EQUILIBRIO.
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Otra imagen que también
podemos utilizar para describir la vida humana es la de un teatro. La vida es
una obra de teatro y cada ser humano es un actor que interpreta su papel.
La
esencia del tema, sea que veamos la vida como un juego o como una obra, es que
cada uno debe conocerse a sí mismo y
su papel, de lo contrario las interacciones, es decir, las relaciones con los
demás son confusas y alteradas. También, para una interacción correcta
con los demás jugadores, necesito conocer qué es lo que son y cuál es su papel;
necesito valorar y respetar, eso si queremos relacionarnos los unos con los
otros con facilidad, flexibilidad y tolerancia.
También
dijimos que dos jugadores de un equipo o dos actores no pueden tener
exactamente la misma parte que interpretar. Esto también es una regla para la
vida: cada uno de nosotros es un individuo único interpretando un papel único. Si yo no entiendo, valoro o aprecio mi
propio papel, entonces me comparo a mí mismo con los demás y desarrollo un tipo
de pensamientos y hábitos negativos, tales como culpar a los demás por mi
propia falta de felicidad o paz, también celos, competitividad, incluso se
desarrollan complejos de inferioridad y depresión.
Cuando estas actitudes entran en la conciencia,
significa que otra regla o ley básica del juego de la vida ha sido olvidada,
que es: cada persona en el juego tiene su papel distinto e individual a
interpretar, al igual que yo. Cuando nos olvidamos de nosotros mismos,
fácilmente nos olvidamos de esta regla. El resultado es que una observación
excesiva de los demás así como analizarles provoca una “crisis de identidad”
dentro del ser “Debería ser yo así; debería hablar como éste; debería...”
Yo soy yo
mismo; debo aprender el arte del autoconocimiento. A partir de este primer paso
al interior del ser se inician unas relaciones sanas con los demás.
Por supuesto, aunque uno
necesita apreciar y valorar al ser, no debería haber ego: “Soy esto, soy eso,
tengo este talento, esta posición social, etc., etc. “Tal ego, que está basado
en un entendimiento limitado del ser,
significa perder el juego. Tal falta de autoconocimiento significa que no puedo
jugar con precisión, facilidad ni éxito. Los objetivos más importantes de la
vida son las experiencias del amor y la felicidad; una persona egoísta nunca
puede experimentar estas cualidades porque el amor, respeto y felicidad sólo
pueden ser dados libremente desde los corazones de los demás, no pueden pedirse
o tener expectativas sobre ellos. Una persona con un complejo de inferioridad
ni puede ganar el amor ni el respeto de los demás, sólo pena o compasión en el
mejor de los casos.
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Para ir más allá del sentido de superioridad e
inferioridad hay otra regla: “Nunca
pensar que yo soy todo, nunca pensar que no soy nada”. Mantener siempre
el reconocimiento de que existo, por lo tanto tengo algún valor y sea lo que yo
sea o tenga, dejar que se desarrolle y se utilice de manera altruista para el
beneficio de los demás. Esta actitud automáticamente trae consigo felicidad y
beneficio para el ser. Lo que se comparte es lo que tiene valor.
La
libertad es un ingrediente esencial para experimentar felicidad. Cuando hay un
amor y respeto verdaderos por los demás, automáticamente tal persona utiliza su
libertad con un sentido de responsabilidad; sabe no infringir en los derechos
de otro porque éste también tiene derechos, tiene un papel que interpretar,
tiene un valor y por encima de todo, también tiene un derecho a la libertad.
Una
persona irresponsable nunca es libre; irresponsable significa el que usa mal su
propia libertad o restringe la libertad de los demás debido al egoísmo o al
ego. Tal persona no es nunca libre ella misma porque siempre tiene que pagar el
efecto de tal actitud y tales acciones. Las consecuencias pueden ser en forma
de soledad, falta de amor, vacío interior, depresión, etc.
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La libertad y la responsabilidad son las dos caras
de una moneda y son absolutamente inseparables. Es una regla fundamental
de todas las relaciones e interacciones humanas. En otras palabras, es la ley
del karma, que enunciada de una forma sencilla dice que por cada acción hay una
reacción igual y opuesta. Opuesta significa opuesta en dirección. Lo que yo doy
a los demás, sea bueno o malo, es lo que recibiré. Somos libres de elegir, pero
cada elección que hago lleva consigo una responsabilidad personal y unas
consecuencias.
¿Cómo
puedo interpretar el juego de la vida con éxito, interactuando con los demás
con positividad mediante el hecho de mantener tanto mi autorrespeto como el dar
respeto a los demás?
El
primer paso, como se ha mencionado, es conocer ¿quién soy yo?, y ¿cuál es mi
papel?. Sin un autoconocimiento preciso el juego está ciertamente perdido.
Hemos
estado hablandoen los tres cursos previos de un punto de energía y de la mente,
intelecto e impresiones. Ahora voy a entender que yo soy este punto de energía
eterna al que se llama alma y que dentro de yo, el alma, están la mente, el
intelecto y las impresiones, las tres energías que constituyen la conciencia
humana. ¿Quién soy yo? Soy un ser eterno, pienso, decido, siento, actúo. Yo soy
un alma, un actor dentro de este traje físico, el cuerpo y estoy interpretando
mi papel, en el escenario del mundo. Yo no soy este traje de materia sino que
lo utilizo y lo necesito para interpretar mi papel.
Cuando
me entiendo a mí mismo como un ser eterno, entiendo que tengo recursos de
energía eternos en mi interior, es decir, paz, amor, felicidad, verdad. Puesto
que soy eterno y tengo cualidades eternas, no importa cuán escondidas pueda
parecer que están, entonces entiendo que las demás personas son lo mismo.
Nosotros, como actores eternos, estamos en un juego, en esta obra juntos. Con
esta conciencia de mi individualidad y del respeto por la individualidad eterna
de los demás, el juego de la vida puede jugarse correctamente, con armonía.
Sin
embargo, cuando me hago “consciente del traje” me siento como si fuera sólo el
cuerpo, eso crea actitudes y emociones negativas tales como el odio, los celos,
los complejos de superioridad o inferioridad, el ego, etc.
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Así que cuando se pierde la verdadera
identidad del actor o jugador, entonces nuestras interacciones con los demás se
vuelven confusas, negativas y nos cansan. Volver a jugar el juego de la
vida correctamente significa que la paz y la armonía reinarían en el individuo
y a nivel global. Todos queremos paz
pero necesitamos estabilizarnos en el punto correcto y éste es el interior del
ser. Necesito volver a la identidad original, donde todos somos lo
mismo: puntos de luz eterna, seres individuales, todos tenemos un derecho a
estar aquí.
Con
este conocimiento del ser eterno, uno desarrolla una gran fortaleza interior y
con ella es capaz de superar muchos obstáculos y negatividades de la vida. Cuanto más estable estoy en mi
autoconocimiento más fácil es para mí ser tolerante, flexible y paciente.
El éxito de mi papel en el juego de la vida depende de esto.
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