QUÉ HACER SI TE QUEDAS EN PARO, de Borja Prieto
1. Sal de casa antes de las 9
Todos los días laborables, sin excepción, madruga, aséate, vístete y sal de casa.Aunque lo único que hagas sea comprar el pan, o simplemente dar un paseo, es muy importante mantener tu horario sincronizado con el de las “personas normales”. Si no lo haces, entrarás pronto en una espiral de levantarte tarde, acostarte más tarde, pasar la mañana medio dormido y legañoso y llegar a la tarde sintiendo que se te ha pasado otro día sin hacer nada.
Si sales a la calle, además, te verás a
tí mismo como una persona “activa” y no como un holgazán, y es
importante primero creerlo y después transmitirlo a los demás.
2. Cuida tu imagen
Lo he dicho en el punto anterior, pero
lo remarco: aséate todos los días. Mantén al menos la misma imagen que
cuando estabas trabajando: aféitate, maquíllate, péinate… Y no salgas a
la calle con un chándal (salvo que vayas a hacer deporte) o con ropa
raída. Mantener la propia imagen es requisito imprescindible para
mantener la autoestima.
3. No veas la tele
La tele es tóxica. Te hace estar quieto,
pasivo, y cuando te das cuenta se te ha ido la mañana zapeando entre
consejos médicos para jubilados, cocineros vascos y testimonios de
marujas. Nunca, bajo ningún concepto, pase lo que pase, enciendas la
tele antes de las 6 de la tarde. Si puedes no encenderla en todo el día,
mejor. No tener la alternativa de tirarte en el sofá a ver la tele te
obligará a dedicar tu tiempo a otras cosas, que sean las que sean serán
mejores que no hacer nada.
4. Habla con gente
Estar solo, dándole vueltas a la mala
suerte que tienes y lo injusto que es el mundo contigo no te va a ayudar
a salir de tu situación. Al revés, minará tus posibilidades de salir de
ella. Por el contrario, tomar un café o comer con antiguos colegas o
amigos, puede ser una buena manera de que se acuerden de tí si por
casualidad se les presenta la posibilidad de buscar a alguien para un
puesto de trabajo. Y si no, al menos tendrás nuevas ideas, y estarás al
tanto de lo que se cuece en el mundo laboral.
Eso sí, no utilices a tus amigos para
llorarles y lamentarte de tu situación. Por muy amigos que sean,
acabarán hartos de tí. Ellos, aunque tengan trabajo, también tienen sus
problemas, y todo el mundo prefiere hablar con alguien optimista y
animado que con un cenizo que todo lo ve negro.
5. Identifica tus fortalezas y oportunidades
Dedica un tiempo a valorar exactamente
qué puedes aportar a alguien que esté dispuesto a contratarte. Valora lo
más objetivamente que puedas tus conocimientos y experiencia, y piensa
en qué tipo de empresas y puestos podrían ser útiles. Una buena idea es
contrastarlas una referencia externa, un amigo que pueda ayudarte a
separar tus fantasías de la realidad, o tal vez a descubrir cualidades
que tú no has valorado.
6. Amplía tu horizonte laboral
Si tu sector está en crisis, tal vez sea
el momento de plantearte un cambio en tu carrera. No tiene por qué ser
un cambio radical, pero sí tienes que estar dispuesto a hacer cosas que
antes no habías hecho. Un ejemplo: si hasta ahora dirigías proyectos de
obras, y ya no hay obras que dirigir, tus conocimientos de dirección de
proyectos pueden ser útiles en otros campos.
Intenta identificar sectores en alza, puestos más demandados, y mira en cuáles podrías encajar con más facilidad.
7. Complementa tu formación
Compara lo que sabes con lo que demanda
el mercado y apresúrate a rellenar los huecos. Ya que tienes tiempo
dedícalo a formarte. Si los cursos que hay en el INEM son muy básicos y
no encajan en tu perfil, paga otros de tu bolsillo si es preciso.
8. Vete un par de meses a Inglaterra o Irlanda
Si no tienes un nivel de inglés
aceptable, como para tener una conversación profesional, es el momento
de ponerte al día. El nivel de vida ahora no es mucho más caro, y es
probable que puedas encontrar un trabajo, aunque sea cutre, para
compensar los gastos. Quién sabe, a lo mejor incluso encuentras un
trabajo que se ajuste a tus expectativas.
No es que saber inglés te abra puertas,
es que no saberlo te puede cerrar muchas. Si estás dos o tres meses en
un país de habla inglesa aprenderás lo suficiente como para manejarte,
incluso aunque no des clases. Examinarte en el British Council para
tener un título oficial, a la vuelta, cuesta alrededor de 100 euros, así
que no tienes excusa para no hablar inglés de una vez.
9. Ponte a buscar trabajo desde el primer día
Aunque tengas muchos meses por delante
con el dinero del “paro”, el tiempo vuela, y para cuando te des cuenta
estarás angustiado pensando en cómo van cayendo las últimas hojas del
calendario que marcan la fecha en que te quedarás sin nada. Empieza
desde el principio a buscar trabajo.
Y buscar trabajo no es enviar
curriculums idénticos sin ton ni son a cualquier empresa que se te
ocurra. Eso solo vale para justificarte “es que he enviado más de
tropocientos curriculums, y no he conseguido ni una entrevista…”. Ni la
vas a conseguir así.
Busca en los portales de empleo,
actualiza allí tu perfil, adapta y retoca tu curriculum para cada uno de
los puestos a los que optas, haz un seguimiento de cada oferta… ten en
cuenta que tu trabajo ahora es buscar trabajo, así que deberías
dedicarle a ello al menos ocho horas diarias.
10. Usa las redes sociales profesionales
Un gran porcentaje de los trabajos se
consigue a base de contactos. No se trata tanto de “enchufe”, como de
confianza. LinkedIn o Xing son muy útiles para ampliar tu red de
contactos profesionales, y una recomendación de un conocido común puede
ser decisiva para que encuentres trabajo.
11. No prepares oposiciones
Puede parecer contradictorio, viniendo
de alguien que aprobó unas oposiciones estando en paro, pero he visto a
gente hundirse más en su situación por empeñarse en sacar unas
oposiciones.
En tiempos de crisis las oposiciones se
hacen atractivas para más gente, así que compites con más personas para
conseguir un puesto y eso las hace más difíciles. Más importante: el
proceso es largo, y es normal que te encuentres que has invertido un año
entero para nada. En tu curriculum hay un hueco cada vez más grande así
que, como el ludópata que va perdiendo en el casino, empiezas a creer
que tu única oportunidad de recuperar lo invertido es seguir apostando.
Al final se te acaba la prestación, no
has encontrado un trabajo en la empresa privada, no has aprobado, cada
vez te enfrentas a los exámenes con más angustia (esto mina tus
posibilidades de hacerlos bien), y acabas siendo “opositor” durante
años.
12. Acepta cualquier trabajo
O casi cualquiera. Aunque antes tuvieras
un puesto y un sueldo muy superior a los que te ofrecen ahora, es
preferible aceptar casi cualquier cosa antes que seguir en paro. Aunque
tengas un dinerillo ahorrado de la indemnización, y recibas una
prestación todos los meses, eso se acabará antes de lo que piensas, y
entonces lamentarás no haber aceptado el trabajo que ahora rechazas.
Por otro lado, es mucho más fácil
conseguir un nuevo trabajo teniendo ya uno que desde el paro. Y si en tu
curriculum no queda bien haber pasado a un puesto inferior, peor queda
tener un hueco de meses. Al fin y al cabo, si alguien te pregunta por
qué aceptaste ese trabajo, siempre puedes decir algo en la línea de “soy
una persona muy trabajadora y para mí es importante ser útil y tal…
además suponía una oportunidad para conocer ese sector / ampliar mi
experiencia / desarrollar nuevas habilidades…”
13. Haz “chapuzas”
Tradicionalmente, la salida para muchos
parados mientran encontraban otro puesto “fijo” ha sido “echar una mano
al cuñado” que le pagaba unos eurillos. Esto no está limitado a
fontaneros o electricistas, sino que puede hacerlo casi cualquiera:
consultorías, traducciones, pequeños proyectos, clases… Además de
recibir un dinero extra, te mantiene activo y te permite conocer gente
que puede ser el origen de un puesto de trabajo.
La legalidad de una cosa así, es cosa de
cada uno. Pero si es preciso, por la envergadura del proyecto, puedes
suspender durante unas semanas la cobertura por desempleo sin perderla.
14. Piensa en el autoempleo
Si ves que haciendo esas “chapuzas” te
va bien, piensa que la mejor manera de no quedarte nunca en el paro es
no depender de que otro te dé trabajo. Según tus habilidades, como
freelance puedes ganar mucho más trabajando menos que antes. Y sin que
una crisis te deje con una mano delante y otra detrás. O incluso, si te
ves con fuerzas, puedes arriesgar y crear una empresa.
15. Escribe un blog
Ahora que tienes tiempo, dedica al menos
una hora al día a escribir un blog relacionado con tu sector de
actividad. Es una apuesta a largo plazo, porque los primeros meses
apenas te leerá nadie, pero puede ser decisivo para construir tu marca personal y que otros te vean como un experto en tu campo.
No es preciso que escribas con la
precisión de Borges o la contundencia de Cela. Basta con que se te
entienda, y que demuestres que sabes de lo que hablas. Si le pasas un
corrector ortográfico, mejor. Mézclate en la conversación con otros
bloggers, comenta en sus blogs, opina, discute, y poco a poco empezarás a
ser conocido, y serás la figura de referencia para muchos que busquen a
alguien con tu perfil.
Al fin y al cabo, yo sé a quién llamaría si necesitara un experto en gestión de proyectos, en procesos o en redes sociales.
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