Haz lugar a los sentimientos del otro. No los niegues o menosprecies porque no los entiendas o te parezcan poco razonables. No intentes convencer al otro de lo que debe sentir, acepta que se siente como se siente, incluso cuando ello te resulte doloroso. Entre las parejas, por ejemplo, es habitual que uno de los dos se queje de que no se siente amado y que el otro -que en verdad sí ama- responda enfadado: "¿Como puedes sentir que no te amo?". Más productivo sería decir algo así como: "Me apena que no sientas mi amor, ¿por qué crees que no lo sientes?".
Parte de un articulo de la revista Mente Sana
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