¿Tienes claros los objetivos que dan sentido a tu vida y,
sin embargo, te sientes estancado, sin fuerzas o temeroso de no alcanzarlos?
Para los grandes logros es más útil la perseverancia que la
mera capacidad.
El perfeccionista es aquel que siempre abandona sus planes
con la excusa
de que nunca encuentra la oportunidad ideal para realizarlos. Si
no está seguro de que el proyecto saldrá bien, no se pone manos a la obra. Y
suele pensar: “No voy a aceptar ese empleo porque no estoy seguro de que vaya
gustar”, o “Hoy no estudio porque me duele la cabeza y no estoy al cien por
cien de mis facultades”…..
El perfeccionista se dice: “Como estoy desanimado, no voy a
rendir de la mejor manera, así que mejor hoy no me meta en la tarea”.
Cuando el deseo de perfección es demasiado grande, uno
tiende a decirse: ”No puedo hacerlo suficientemente bien”. Esta es la peor
actitud posible. En la vida de cualquier persona, los momentos ideales en los
que uno se encuentra en plena forma para una tarea son raros. Es mucho mejor
ponerse manos a la obra aunque sólo podamos realizarla al 25 por ciento de
nuestra capacidad. Mañana podremos seguir y aportar quizás un resultado mejor.
Si dejamos que el perfeccionismo nos detenga hoy, es posible que mañana
justifiquemos también abandonar por completo.
Mucha gente quiere hacer determinadas cosas perfectamente
pero, si convierte esa preferencia en una demanda, se encontrará frecuentemente
decepcionado. No estaremos nunca satisfechos si nos exigimos constantemente
unos niveles de rendimiento ideales.
Avanzar paso a paso.
En el momento en que nos entren tentaciones de abandonar o
posponer una tarea porque no nos encontramos en plena forma, vale la pena que
valoremos que los grandes logros se consiguen paso a paso. Cualquier avance que
obtengamos en los días malos, por pequeño que sea, significará un enorme salto
a nivel psicológico, y después a nivel práctico. Porque, de alguna manera
implícita, nos estamos diciendo a nosotros mismos: “Si puedo avanzar aun
estando en malas condiciones, qué no podré hacer cuando me encuentre bien”.
Para los grandes logros es más útil la perseverancia que la
mera capacidad. Poco a poco se llega a donde deseamos arribar. Lo mejor es dar
sencillamente lo que podamos en ese día y volvamos mañana a la tarea. Este tipo
de actitud nos permitirá desencallarnos en los momentos de bloqueo y librarnos
del inútil perfeccionismo.
(Artículo de la revista Psicología Práctica)
No hay comentarios:
Publicar un comentario